Dentro del fascinante reino de los hongos medicinales, el Reishi (Ganoderma lucidum) se destaca como una joya de la naturaleza, reconocido por siglos en la medicina tradicional oriental por sus beneficios para la salud. Es una especie de hongos que crece en zonas húmedas y cálidas, preferentemente en el tronco de los árboles viejos o sobre frondosas maderas, su color, muy similar al barniz en edades tempranas, es brillante y rojizo carmelitoso, pero a medida que crece se va transformando en blancuzco y acorchado, es decir, simula la textura de un corcho. Su sabor es amargo y sus setas pueden alcanzar diámetros de hasta 20 centímetros.

Es conocido como Lingzhi en la medicina china, ha sido venerado durante milenios por su asociación con la inmortalidad y la salud. En antiguos textos chinos, se le otorga el título de «el hongo de la inmortalidad» y ha sido considerado un símbolo de bienestar y longevidad.

¿De dónde proviene el hongo Reishi?

Originario del continente asiático, particularmente de China, Japón y Corea. Cuenta la historia que sus usos en la medicina oriental datan de 4000 años atrás. Este hongo milagroso no es un medicamento en sí, aunque tiene miles de propiedades que permiten usarlo como tal. Estas setas son un verdadero superalimento, capaces de proveer alrededor de 200 nutrientes, vitamina B, calcio y potentes antioxidantes activos.

Beneficios del hongo Reishi para la salud

Gracias a las propiedades y beneficios se considera un hipotensor, diurético y tónico nervioso. De manera general, el hongo reishi, incorpora al cuerpo sustancias nutricionales que normalizan y regulan todos los órganos. Es un hongo adaptógeno, pues prepara y nutre al organismo para enfrentar situaciones de desgaste y estrés. Este hongo es capaz de regenerar distrofias musculares o atrofias, en sus componentes hay ácidos nucleicos imprescindibles para el desarrollo del ADN celular. Fundamentalmente se recomienda a los deportistas cuando se lesionan para tratar estos padecimientos.

Contiene sustancias que ayudan a prevenir la formación de coágulos sanguíneos al inhibir la agregación plaquetaria. Las plaquetas son células sanguíneas responsables de la coagulación, pero cuando se agrupan en exceso, pueden contribuir a la formación de coágulos, lo que aumenta el riesgo de problemas cardiovasculares como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares. La acción antiagregante del Reishi influye en mantener la sangre en un estado más fluido y evita que se formen coágulos perjudiciales. Esto, a su vez, contribuye a mantener la circulación sanguínea en óptimas condiciones, promoviendo la salud del sistema cardiovascular.

El Beta D Glucano presente en el Reishi estimula el sistema inmunológico, promoviendo la producción de macrófagos y células T, que desempeñan un papel crucial en la defensa del organismo contra células cancerosas.

Esta seta, contiene una sustancia similar a la hidrocortisona, con propiedades antiinflamatorias sin las reacciones adversas asociadas. Lo que indica que el Reishi puede ayudar a combatir la inflamación de manera natural.

Además, actúa como fungicida, eliminando parásitos y bacterias perjudiciales. Su capacidad para destruir invasores contribuye a ser un escudo protector para el organismo.

Con 154 antioxidantes activos, el Reishi ha sido apreciado durante miles de años por sus efectos anti-envejecimiento. Estos antioxidantes bloquean los radicales libres, reduciendo el estrés oxidativo y contribuyendo a una apariencia más joven, con piel más tersa y radiante.

El Reishi no es solo un hongo, sino una fuente de salud holística, respaldada por la sabiduría ancestral y la atención de la investigación moderna. Su capacidad para fortalecer la inmunidad, combatir la inflamación y contribuir a la juventud y vitalidad hace del Reishi un componente valioso en la búsqueda de bienestar.

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